31 mayo 2008

Liners y su Conejo de Viaje en ADN

El suplemento cultural ADN/La Nación publica hoy una pequeña nota donde Liniers cuenta como surgió la idea de contar sus viajes y compilarlos en su último libro: Conejo de viaje. La republico a continuación:

Es como dice Pipo Pescador: "El viajar es un placer que nos suele suceder". Desde siempre, este placer es uno de mis favoritos. Hace varios años que dibujo mis viajes. Siempre ando con cuadernos encima. Para anotar bocetos, ideas para mi tira Macanudo , etc. Pero de viaje solo llevo un cuaderno que uso para contarlo, contármelo. Lo hago directamente con un marcador, sin pensar mucho. De viaje lo último que uno quiere hacer es trabajar, y si hacer estos cuadernos se convirtiera en algo tedioso arruinaría todas mis vacaciones (¡horror!). Y así, como fue saliendo, salió el conejo.

Me empecé a dibujar como conejo en el primer viaje que figura en el libro, el de Berlín. Fue una tontería del momento y quedó. Dicen que en los viajes uno se descubre: en mi caso, descubrí que era un conejo (?). Estos cuadernos los dibujo sin pensar mucho en qué escribir, sin pretender ser gracioso o inteligente, ni siquiera intento dibujar "bien", y tal vez por eso mismo muchas veces los dibujos terminan por gustarme más que algunos de Macanudo . Son frescos, un gesto de un segundo se transforma en la Torre de Pisa o en las calles de Lima. Me gustan, es como si fuesen letras. Estos dibujos son mi caligrafía. Y nunca pensé que los publicaría. Eran cuadernos para mí, para revisar dentro de varios años y redescubrir las peripecias del pasado. Todo cambió cuando mi editora en España, Mónica Carmona, vio el que hacía en ese momento y me dijo: "Tío, esto hay que publicarlo". Y me convenció, quizá porque el acento español me parece tan simpático. ¡O a lo mejor me lo dijo porque ella aparecía en ese dibujo! Le hice caso. Así que el libro apareció en España y ahora aparece acá. Hay viajes de todo tipo en los cuadernos, viajes cercanos, a Rosario o a Córdoba, y viajes lejanos como a la Antártida y a Estocolmo. Nunca pensé que dibujar duendes y pingüinos me llevaría por el mundo entero, incluso hasta llegar a verlos (a los pingüinos, no a los duendes). Es un libro de memorias felices. A lo mejor algún día pueda dibujar África o Asia. Por ahora, en el libro, están los viajes, los amigos que me crucé, los libros que leía, la comida (que de viaje es más rica), la ropa que un día me puse en la Antártida, las cosas que te pasan cuando no estás acá. Cuando estás en otro lado.
Nando Cartoonista en Technorati

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