17 junio 2009

Tarzán llega al Museo

TarzánEl Museo de Quai Branly, concebido por la sensibilidad ecológica de Jean Nouvel, se ha convertido en la selva propicia para la exposición de 'Tarzán'. Las plantas que antes eran minúsculas han crecido de manera exuberante en torno al edificio y el Sena que lo serpentea viaja caudaloso, como un si fuera afluente del Nilo.

Los efectos especiales (pájaros, fieras, monos) predisponen descaradamente la sugestión del espectador. Incluso la lluvia monzónica que caía París otorgaba al 'espectáculo' todas las condiciones para evadirse de la realidad urbana. Era el preámbulo escénico. Dentro del museo, a cobijo del agua, la muestra de 'Tarzán' se articula como si fuera un gran cómic. Tanto por el recurso de las viñetas a gran escala como por la amalgama visual que sorprende a los visitantes.

Parece un gran bazar. Hasta el extremo de que el recorrido concilia los estudios de la anatomía humana que ha prestado el Louvre como las bestias disecadas, las máscaras tribales, las películas de Johnny Weissmuler y los cartelones de Guerlain que anuncian un perfume salvaje con la imagen de un hombre/felino asilvestrado.

El hilo conductor es el personaje que Edgar Rice Burroughs concibió en 1912. Nunca visitó África el novelista norteamericano, pero se la imaginó con referencias tan heterogéneas como 'El libro de la selva' y el mito de 'Rómulo y Remo'. "Tarzán había de poseer el estoicismo de un animal y la inteligencia de un hombre", escribía Burroughs cuando dio a luz a la criatura. Un siglo después, el Museo de Quai Branly, santuario francés de las artes primitivas y de la antropología, convierte al 'Señor de los monos y de los animales' en argumento lúdico y académico.

Lúdico porque la exposición está concebida para antojo de los sentidos. Académico porque el mito se observa desde otras lecturas más profundas. Empezando porque Tarzán sería el hombre puro e incorrupto de Rousseau. Y porque las obras de Burroughs suscribían implícitamente las teorías evolucionistas de Charles Darwin.

Para leer más, hacerlo en la fuente (diario El Mundo), click en: Tarzán, de la selva al museo

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